Namasté

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Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

viernes, 25 de enero de 2013

¡VAMOS A JUGAR!

UN RATO PARA JUGAR

Se ha repetido tanto "la vida es un juego", que la frase ha caído en la desvalorizada categoría de lugar común.

Pero estudiemos un minuto esto de jugar.

Uno juega, principalmente, para divertirse, para distraerse.

La palabra "divertir" viene del latín "divertere", que significa apartarse, alejarse. De allí proviene también "divorcio", que implica separación.

Asimismo, "distraer" viene del latín "distrahere". "Trahere" es "traer", así que "distrahere" indicaría la acción contraria a "traer", que sería "alejar", "separar".

Así que, tras reformular conceptos con ayuda de la etimología, se concluye que uno juega para separarse, para alejarse.

¿De qué se separa y se aleja uno cuando juega?

De uno mismo.

Divertirse, distraerse, es olvidarse de uno mismo, de la propia realidad, para entrar en la fantasía, en la ilusión, en la irrealidad del juego.

La remachada frase de "la vida es un juego" tiene por lo tanto, para mí, dos significados trascendentales.

Uno es el nuestro.

Al vivir, nosotros nos separamos de nosotros mismos, de nuestra realidad, de lo que realmente somos. Nos alejamos del espíritu, nos olvidamos del alma, para dejarnos atrapar por la fantasía, la ilusión, la irrealidad de la materia.

El otro significado es el que concierne a Dios, al Uno, al Todo.

Cuando juega, el Todo se divierte, se distrae; lo cual, como muestra la etimología, significa que se separa.

¿En qué se separa el Todo?

En partes, por supuesto.

Cuando juega, el Todo se separa en partes... y eso somos nosotros.

Somos las partes del Todo, que está jugando.

Eso no significa que seamos las marionetas con las que el Todo juega, sino justamente lo contrario. Nosotros somos el Todo, sólo que nos hemos dividido en partes para jugar, para experimentar.

Después volveremos a la fuente. Volveremos a ser Uno, a ser Dios, a ser eso de lo cual nos hemos separado.

El juego termina, lo sabemos. Nos hemos separado para jugar... pero sólo por un rato.
 
 
Au, despertar de la conciencia.
 
 
 

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