Namasté

¡Hola!, bienvenid@

Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

jueves, 6 de marzo de 2014

Relato de un milagro.

Comparto con vosotr@s una experiencia que aconteció ayer, (para que la mente lo entienda), pues ya sabemos que todo es un continuo presente eterno, aunque la mente no se quiera enterar.
Este es el relato de un "milagro", la vida es un milagro constante, para verlo solo tenemos que abrir los ojos,  os cuento este bello regalo de la naturaleza y la vida.
¡Gracias Vida!

Vivo junto a mi familia en un entorno maravilloso,  en coherencia con mi Ser, vivo viviendo en total comun-unión,  con la tierra, las plantas , los animales. ...
En Enero, mi hijo trajo a casa un pajarito (agaponi), comun-mente, llamados "inseparables", lo había visto en un vivero, lo estaban vendiendo, le llamó mucho la atención y lo trajo a casa.
Era muy pequeñito,  no tenía plumas, para alimentarlo había que darle papilla, desde el primer día,  se creó un vínculo entre ellos extraordinario,
El pajarito era libre, jugaban juntos, poco a poco se fue haciendo mayor, le salieron las plumas,  ¡Eran preciosas!, de colores brillantes, azules, verdes, amarillos...poco a poco empezó a comer semillas, todavía le costaba trabajo pelar las semillas más duras, pero ya come solo.
El pajarito, al que llamamos Nico, era muy feliz, su vuelo era precioso, volaba por toda la casa, siempre teniendo cuidado de no tener las ventanas ni la puerta abierta, porque si se iba, luego no sabría volver, ya que vivimos en campo abierto y a estos pájaros les cuesta mucho orientarse, no son como las palomas que tienen ese poder de orientación.
La jaula para Nico, era como su casa, allí dormía y comía,  luego era libre volando en casa y como uno más de la familia, siempre se posaba en el hombro de mi hijo, le encantaba que le acariciara la cabecita, el mismo lo pedía, cuando la bajaba.
Aunque nos dijeron que le cortàramos las alas,para evitar que se escape, nunca se nos ocurrió hacer tal cosa, ¿Cómo le íbamos a cortar las alas a nuestro amigo/hermano del alma?
Ayer, como cada mañana,  después de jugar y volar en casa, (mi hijo se levanta dos horas antes, para jugar con Nico, antes de ir al cole), lo dejamos en su jaula para comer y descansar, fuera,  en el porche, en un sitio que da el sol y se comunica con todos los pajaritos que hay por allí.
Lo dejé muy contento,  comiendo y bebiendo.....
Cuando salí de nuevo a ver como estaba,  la jaula se había abierto (no la cerré bien), Nico no estaba.
Lo buscamos por todos lados, pero no había ni rastro de él por ningún sitio.
Al principio me sentí muy triste, porque era muy pequeñito y pensé que no sabría qué comer y no viviría,  hay muchos depredadores (gatos, perros, lechuzas.....), siempre había estado con nosotros. ...
Pero luego lo acepté,  y confié en la Divina Providencia.
Cuándo llegó mi hijo del cole, lo embriagó el llanto y la tristeza, pero se lo tomó muy bien, pensando que era libre, y que estaba disfrutando la vida de pájaro.
Lo echó mucho de menos, porque en los últimos meses, había pasado mucho tiempo con él, y ahora ese tiempo estaba vacío.
Hablamos de ese tema, y llegamos a la conclusión de que no hace falta NADA NI NADIE para ser feliz, y si la vida y la Providencia nos pone esa experiencia por delante, aceptación y confianza.
Por la noche,  descubrí a mi niño llorando en la cama, le pregunté qué le pasaba y me dijo, que le daba mucha pena el pobre Nico, que creía que ya no estaría vivo, que era la primera noche que pasaba fuera y lo hechaba de menos.....
Entonces le pregunté, acariciándole la suave carita llena de lágrimas,  que, qué era la muerte,  él me respondió muy sabiamente "que la vida sale del cuerpo",¡¡ eso es mi niño!!, en el peor de los casos, si muere, es una transformación, él siempre vivirá en nuestros corazones. ..
Además no hay que hacer suposiciones,  no sabemos nada de él,  pero sea lo que sea, lo aceptamos, porque de corazón sabemos que es lo mejor que puede pasar, aunque la mente no lo entienda.
Le damos las gracias a la vida, por habernos dado a Nico durante este tiempo,  gracias.
Le mandamos a Nico todo nuestro amor y agradecimiento, esté donde esté.
Poco a poco se quedó dormido, con una sonrisa en sus labios, seguro que esa noche la pasó jugando con Nico en sus sueños.

A la mañana siguiente,  como cada día,  me hallo en el porche de la casa, mirando al cielo y disfrutando del maravilloso sol.
Observo el horizonte,  dejando que todo suceda, gozando de la brisa, empapándome de la energía del sol...
Justo en ese instante me levanto de mi silla, y ¡¡MILAGRO!!, viene un pajarito volando y se posa justo delante de mi, en una rama de un árbol,  que se encuentra a escasos metros ,¡¡ era Nico!!, Mi amor, que estaba allí cerca, vino rápidamente, al escucharme aclamar, ¡Nico!, entonces lo llamó y Nico vino a su llamada, posandose en su dedo.
Un verdadero milagro.
Lloramos de alegría.

Gracias Vida, Gracias Nico, por volver a tu hogar.

2 comentarios:

  1. ¡ Me imagino la emoción y la cara de Rafa-chico !.
    Son experiencias que nos ponen a prueba y de las que se aprende mucho.
    Os felicito por el AMOR que generáis en vuestro entorno, capaz de hacer volver un pajarillo.
    Abrazos de corazón.

    ResponderEliminar
  2. ¡Pues claro que me creo ese milagro, Cristi! ¿Cómo no voy a creerlo, si a nosotros nos pasó una cosa muy parecida a esa que con tanta emoción narras! No sé si sabrás que hubo un tiempo en el que mi casa era como una selva en la que apenas faltaba ningún representante de las diferentes especies. Y no podía faltar una bellísima pareja de "inseparables" que hacían las delicias de quienes los contemplábamos. Ya sabes: donde iba uno iba el otro.
    Como hubo una vez un intento de escapar porque se les sorprendió abriendo el cierre de la jaula, alguien
    le puso un candado; pero su deseo de escapar fue mucho más fuerte y pudieron con él, pero escaparon de madrugada. Cuando a la mañana siguiente vimos la jaula vacía, nos llevamos un disgusto enorme, y me eché a la calle corriendo por si los veía... Y allí estaban los dos abajo en el jardín al pie de un árbol, como perdidos, ya que esta especie de aves levan muchas generaciones viviendo en cautividad y no se hallan cuando se les deja solos...
    Sin embargo... a pesar de estas advertencias que nos hicieron, yo decidí que íbamos a romper con esa cadena que ya duraba generaciones, y -a pesar de los ruegos de mi familia- yo decidí correr ese riesgo y los llevé al Parque de Los Príncipes, que lo tenemos al lado.
    A veces me doy una vuelta por el parque y trato de buscar unos pájaros de colores que se hallen muy juntitos en alguna rama de un árbol... Y me vuelvo a casa muy descorazonada por no ver a mis inseparables, pero mi alma se alegra porque en cualquier parque o jardín del planeta tal vez haya árboles en cuyas ramas, muchas parejitas de inseparables se amen ya para siempre en libertad...
    Regla.
    Tuvimos una pareja

    ResponderEliminar