Namasté

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lunes, 29 de diciembre de 2014

Práctica de la atención mental: Thay

Hola"Cada día y a cada momento debemos practicar la atención mental. Si quieres fijar un día para la atención mental, debes buscar la forma en que te recuerde el momento en que abras los ojos que ese es tu día de atención mental. Se puede colgar algo del techo de la habitación, -un papel con las palabras "atención mental" o una rama de pino- cualquier cosa que te sugiera un cuanto abras los ojos y lo veas que ese es tu día de atención mental. Hoy es tu día. Y al recordar eso debes sonreír, una sonrisa que afirme que estas en plena atención mental, una sonrisa que alimente esa perfecta atención mental.
Mientras todavía estés en la cama, comienza a observar tu propia respiración –respiraciones lentas, largas y conscientes-. Luego levántate lentamente de tu cama (en lugar de dar un salto, como de costumbre) y alimenta la atención mental con cada movimiento. Una vez arriba, cepíllate los dientes, lávate la cara y realiza todas tus actividades matutinas de una forma tranquila y relajada, cada movimiento realizado con atención mental. Sigue tu respiración, susténtala y no dejes que tus pensamientos se dispersen. Cada movimiento debe ser hecho relajadamente; mide tus pasos con respiraciones largas y tranquilas. Mantén una media sonrisa.
Como mínimo debes pasar media hora tomando un baño. Hazlo relajada y atentamente de modo que cuando acabes te sientas ligero y fresco. Tras esto debes hacer las tareas domésticas tales como lavar la ropa, limpiar las mesas, barrer el suelo de la cocina, arreglar libros en las estanterías. Cualesquiera que sean las tareas, deben ser hechas con lentitud y facilidad, con plena atención. En ningún caso deben ser realizadas para quitárselas de encima. Decide hacerlas relajado, con toda tu atención puestas en ellas.
Disfrútalas, se uno con ellas. Si no lo haces así, el día dedicado a la atención mental no tendrá ningún valor; el sentimiento de que estas labores son una lata desaparecerá pronto si son realizadas con atención mental. Toma el ejemplo de los Maestros Zen, no importa que tarea o movimiento hagan, todo lo realizan con lentitud y tranquilidad, sin desgano.
Para los principiantes, lo mejor es mantenerse en silencio durante todo el día. Eso no quiere decir que en el día de la atención mental, no puedas hablar nada en absoluto; puedes hablar y puedes incluso cantar, pero tanto si hablas como si cantas hazlo con plena conciencia de lo que estás diciendo o cantando, y procura hacerlo lo menos posible. Naturalmente que es posible cantar y practicar la atención mental al mismo tiempo, siempre que sea consciente de hecho de que se está cantando y enterándose de lo que se canta. Pero hay que comprender que es mucho más fácil perder la atención mental mientras se habla o se canta si la intensidad de la meditación es todavía débil.
A mediodía, prepárate la comida. Guisa y lava los platos con atención mental. Por la mañana, después de haber limpiado y ordenado la casa, y por la tarde, tras haber trabajado en el jardín o haber contemplado las nubes o recogido flores, prepárate un poco de té para tomártelo sentado y con atención mental. Tomate tiempo para hacerlo. No bebes tú té como el que traga una taza de café en una pausa del trabajo. Tomate tu té con lentitud y reverencia, como si fuera el eje alrededor del cual gira el mundo. Lenta, tranquilamente, sin correr hacia el futuro. Vive el momento actual, porque solo este momento actual es vida. No te apegues a futuro, no te preocupes por las cosas que tengas que hacer. No pienses en levantarte para hacer algo o desembarazarte de ello, no pienses en la "partida".
Por la tarde, puedes leer las escrituras y copiar algunos pasajes, escribir cartas a los amigos o hacer cualquier cosa con la que disfrutes fuera de tus deberes habituales durante la semana. Pero cualquier cosa que hagas, hazla en atención mental. Cena frugalmente, pues más tarde, a las diez o a las once, cuando te sientes en meditación lo harás más fácilmente con un estomago vació. Después puedes dar un lento paseo al aire fresco de la noche, siguiendo tu respiración con atención mental y midiendo la duración de tus respiraciones por tus pasos. Vuelve a tu habitación y duerme con atención mental".

Thich Nhat Hanh

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