Namasté

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Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

lunes, 23 de mayo de 2016


                                                    DESDE LAS PLEYADES


Cuando hablamos de personalidad, nos referimos a un conjunto de actitudes, rasgos, motivaciones, creencias y patrones comúnmente aceptados. Somos un proceso en dinamismo constante y sujeto a un amplio abanico emocional que oscila entre la avidez, la antipatía y la indiferencia. En definitiva, somos una combinación única de rasgos físicos, procesos biológicos, potenciales mentales, emocionales y espirituales.

Vivimos atrapados por la continua actividad de una mente restringida que aspira a convertirse en algo sólido, estable y definido. Con el ego hemos topado. He aquí el director ejecutivo de una empresa llamada yo.

El ego es un constructo de necesidad social que cumple perfectamente su función, o sea, mantenernos maniatados y regular pautadamente la conducta según los convencionalismos instaurados. Nada puede ser expresado, si no es aprobado por los mandamientos socioculturales del sistema. Por lo tanto, esta fijación mental es la que define el ritmo, programa qué hacer y qué callar a cada instante.


Como dirá B.F. Skinner: "El yo es un repertorio de conductas apropiadas a una serie de acontecimientos". En este sentido, el yo puede ser una persona distinta de un momento a otro. No somos uno, sino muchos.

El budismo zen promueve la tarea de despertar del sueño fingido, considerando esta hazaña como un proceso suave y gradual de desidentificación progresiva, respecto al contenido mental en general y a los pensamientos en particular.

En una ocasión me preguntaron, ¿cuánto tiempo necesitaremos para reconocernos de verdad? Tras hacer una sentida pausa, contesté: ninguno. Siempre andamos buscando justificaciones, para no asumir la responsabilidad de nuestros actos, palabras y pensamientos.

La práctica de la presencia es todo el tiempo, más bien hay que decir sin tiempo, pero nosotros seguimos jugando al despiste y perdiendo eso que llamamos tiempo.

Denkô Mesa
(Fragmento de enseñanzas sobre los 5 agregados del apego)

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