Namasté

¡Hola!, bienvenid@

Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

miércoles, 26 de octubre de 2016


                                                       DESDE LAS PLEYADES



  Lo que está pasando en tu mente, es lo que estás atrayendo.
Cada pensamiento tiene una frecuencia. Los pensamientos envían una energía magnética, pensamiento = creación. Si estos pensamientos están anexados a emociones poderosas (buenas o malas) eso agiliza la creación. Tú atraes las circunstancias con tus pensamientos dominantes.
Aquellos que hablan más sobre problemas tienen problemas. Aquellos que más hablan de prosperidad, la tienen, etc.
                                                             DESDE LAS PLEYADES
 

                                                LAS TRES OLEADAS DE VOLUNTARIOS

                                                             Y NO ES CIENCIA FICCION


DURANTE UN MOMENTO PUNTUAL SERES DE OTROS PLANETAS DECIDIERON VENIR A ESTE PARA INTERACTUAR EN ESTA TRANSICION EVOLUTIVA.

LA INTERFERENCIA DESDE ALLI HACIA AQUI NO ERA PERMITIDA YA QUE LA LEY UNIVERSAL MARCA RESPETAR EL LIBRE ALBEDRIO INSTALADO EN CADA UNO DE LOS PLANETAS.

SE DECIDIO PASAR A LA ACCION DE LA SIGUIENTE MANERA.

ENTRAR EN ESTA DIMENSION BAJO LOS MISMOS PARAMETROS DE CUALQUIER SER HUMANO,OLVIDANDO DE DONDE PROVENIAN Y PARTICIPANDO EN IGUALDAD CON LOS SERES TERRESTRES.

CON LA SEGURIDAD Q EN ALGUN MOMENTO PUNTUAL EMPEZARIAN A RECORDAR SU VERDADERA ESENCIA Y EN ESE CAMINO DEL RECUERDO SE DEJARIA ESA IMPRONTA EN LA RED CONSCIENCIAL.

SE INSTALARON PEQUEÑAS AYUDAS TALES COMO CODIGOS ALFANUMERICOS QUE IBAN A HACER DE INTERRUPTOR PARA EL RECUERDO.

LOS MAS VALIENTES ENTRARON EN LOS LIOS EMOCIONALES MAS VARIOPINTOS YA QUE EN EL DESENREDO DE TALES HARIAN UNA AUTOPISTA ENERGETICA PARA QUE OTROS PUDIERAN TRANSITAR.

CUANDO UNO DESCUBRE ALGO EN SU INTERIOR LO ESTA APORTANDO A LOS DEMAS YA QUE ESTAMOS LIGADOS EN LA UNIDAD.

INCLUSIVE AUNQUE NUNCA SE CONTARA LA HUELLA ENERGETICA QUEDA ESTABLECIDA.

AL PRINCIPIO TODO ESTO SE ME IBA DICIENDO EN ESCRITURA AUTOMATICA PERO YO NO LO COMPRENDIA.

AHORA PUEDO DECIR A CIENCIA CIERTA QUE ES ASI.

martes, 25 de octubre de 2016


                                                            DESDE LAS PLEYADES

                                                                        MAGISTRAL

LA NATURALEZA DEL CONOCER



Para tener una experiencia tenemos que ser conscientes de ella.
En tu propia experiencia, y sea lo que sea que experimentes, te dices a ti mismo: "soy consciente de esta experiencia".

Por ejemplo; toma el pensamiento presente y te dices: "soy consciente de este pensamiento". Toma una imagen, por ejemplo, la imagen de tu casa y te dices: "soy consciente de esta imagen". Toma la memoria, por ejemplo, de algo que ocurrió hace dos años y te dices a ti mismo: "soy consciente de esta memoria". Toma la sensación de hormigueo en la planta de tus pies: "soy consciente de esta sensación". Toma el sonido del ventilador en el fondo: "soy consciente de ese sonido". Simplemente deja que tu atención vague libremente por toda tu experiencia y sea lo que sea que encuentres, te dices: "soy consciente de este objeto".

Ahora, hazte la pregunta: "¿hay algo que sea común a toda experiencia?"

No hay un pensamiento en particular que sea común a toda experiencia. No hay un sentimiento o una sensación particular que sean comunes a toda experiencia. No hay tampoco ninguna visión, ningún gusto, ningún sonido, etc, en particular que sean comunes. 
La experiencia de "ser consciente" es el único elemento de la experiencia que es compartido en todas las experiencias.

La experiencia de ser consciente es a todas las experiencias lo que la pantalla es a todas las películas. Al igual que la pantalla no aparece nunca como un objeto en la película, de la misma manera la experiencia de ser consciente nunca aparece en nuestros pensamientos, sensaciones, sentimientos o percepciones. 
En otras palabras, ser consciente no puede ser jamás un objeto de la experiencia y, sin embargo, es el elemento común a toda experiencia.

Al mismo tiempo, no podemos decir que ser consciente es algo que no se experimenta. 
Es cierto que ser consciente no puede ser experimentado en tanto que un objeto, pero eso no quiere decir que no sea experimentado. 
De la misma manera que la pantalla no se muestra en la película, pero no podemos decir que no la veamos.

Así que no podemos decir que ser conscientes es algo que no experimentamos. 
Hazte la pregunta: "¿soy consciente?" 
Confío que todos habéis contestado: "sí". 
Para contestar a la pregunta ¿soy consciente? con un "sí", entonces "ser consciente" debe ser nuestra experiencia. 
Cada uno de nosotros sabe que es consciente. Si no tuviésemos la experiencia de ser conscientes responderíamos "no" a la pregunta: ¿soy consciente?

A pesar de que la experiencia de ser consciente no tiene cualidades objetivas, es decir, que nunca aparece como un objeto (pensamiento, sentimiento, sensación o percepción), a pesar de ello, es experimentada. 
Podríamos llamarla una experiencia no objetiva y, de hecho, es la única experiencia no objetiva que existe.

Si la experiencia de ser consciente es conocida, hazte la pregunta: "¿quién o qué es el que conoce esa experiencia?" 
"¿Soy yo el que conoce que soy consciente?"
Cuando te haces la pregunta: "¿soy consciente?", ¿quién o qué es el que tiene la experiencia de ser consciente? ¿Eres tú o es algo distinto?
Es obvio que eres tú, aquél que llamamos "yo". 
Cada uno de nosotros puede decir con certeza absoluta: "yo sé que soy consciente". Y el "yo" que sabe que "soy consciente" es el "yo" que es consciente. (Es el que observa).
"Yo soy consciente de que soy consciente"; o como se dice en el Antiguo Testamento: "yo soy el que soy".

Una afirmación de nuestra experiencia primaria más íntima y fundamental: el conocer de nuestro propio ser consciente. Su conocer de sí mismo en nosotros y en tanto que nosotros.

El conocimiento que brilla en la mente como "Yo soy" o "Yo soy consciente".
El conocimiento que brilla en el corazón en tanto que paz, amor y felicidad.
El conocimiento que brilla en nuestras percepciones en tanto que belleza.

Interésate en la experiencia de ser consciente o en la presencia consciente misma. ¿Cuál es su naturaleza?

La mayoría de las personas pasan a través de sus vidas sin darse cuenta y ni tan siquiera interesarse por la experiencia de ser consciente o en la presencia consciente misma. 
En otras palabras, la mayoría de nosotros pasamos nuestras vidas ignorando el elemento más fundamental e íntimo de nuestra experiencia; este es ignorando o pasado por alto a nosotros mismos.
¿Por qué la mayoría de nosotros ignoramos o pasamos por alto este elemento íntimo y fundamental de nuestra experiencia? 
Por nuestra fascinación exclusiva en el contenido objetivo de la experiencia; esto es, pensamientos, imágenes, sentimientos, sensaciones, percepciones, etc... (atención a los objetos).

Por el hecho de que la experiencia de ser consciente no tiene contenido objetivo, la consideramos como ausente o no existente. O en el mejor de los casos, la consideramos como algo que ha sido perdido y que tenemos que buscar; ello implica treinta años de meditación sobre un cojín.

¿Cómo podría perderse la experiencia de ser consciente?

La experiencia de ser consciente no está escondida en las profundidades de nuestro ser; está a simple vista en toda experiencia. 
¿Cómo podríamos decir, cuando vemos una película: "no veo la pantalla"? 
¿Cómo podríamos decir: "no conozco la experiencia de ser consciente, o de la consciencia misma"? 
¿Qué actividad o inactividad de la mente podría hacer que la experiencia de ser consciente fuera más obvia de lo que ahora es?

No es necesaria ninguna manipulación de la mente, del cuerpo, ni del mundo. La experiencia de ser consciente brilla de forma igual en toda experiencia. En nuestras depresiones más profundas, nuestros sentimientos más incómodos, nuestras experiencias más bellas y todo lo que hay en medio. Lo único que se requiere es dar a la experiencia de ser consciente todo nuestro interés (atención).

Hasta que no conozcamos la naturaleza del conocer con la que nuestra experiencia es conocida, no podremos conocer nada verdadero acerca de la mente, el cuerpo o el mundo.

Yo, presencia consciente, no estoy limitado por nada que conozca, o que sea consciente; de la misma manera que la pantalla no está limitada por ninguna de las películas que aparecen en ella.

Yo, presencia consciente, soy la realidad, el ingrediente esencial de toda experiencia; al igual que la pantalla es la realidad de la película. 

Yo, presencia consciente, no comparto ninguna de las limitaciones de cualquier experiencia en particular. No estoy limitado por la condición de la mente, el cuerpo o el mundo. Soy íntimamente uno con la mente, el cuerpo y el mundo pero inherentemente libre de ellos.

Prueba la libertad inherente de tu propio ser consciente. Es íntimamente uno con toda experiencia pero no puede ser dañado, estropeado, tintado, manchado o afectado por ninguna experiencia en particular.

No tenemos que esforzarnos mucho para darnos cuenta de que la presencia consciente es íntima, libre, invulnerable e indestructible.

¿Podría haber algo más interesante en la vida que la naturaleza de la consciencia con la que todo es conocido?

Permite que tu experiencia sea tal como es, instante tras instante. Sin ningún intento por cambiarla o manipularla. 
Me refiero a pensamientos, ideas, imágenes, recuerdos, sentimientos, sensaciones y percepciones del mundo. Quiero decir: vistas, sonidos, gustos, sensaciones táctiles y olores. 
Simplemente deja que el espectro completo de la experiencia aparezca ante ti, instante tras instante y exactamente tal como es. 
De todas formas, eso es lo que la experiencia ya hace, así que no se requiere un esfuerzo especial de ningún tipo para hacerlo. 
De hecho, no es un "hacer", es un permitir a la experiencia ser lo que es instante tras instante.

Rupert Spira 

                                             DESDE LAS PLEYADES
                                        MINDFULNESS EN LAS AULAS
intentar acabar con el 'bullying' por la fuerza es inútil. Como cualquier otro trastorno conductual, necesita soluciones que ahonden en la causa de ese comportamiento, en la gestión de las emociones. Y eso es precisamente de lo que se encarga el mindfulness, y el objetivo del proyecto 'Lo Mejor de Mi', de la Fundación Vivo Sano, que consiste en llevar este método a los colegios de manera gratuita. Como explica su directora, Irina De la Flor, la idea es conseguir que las personas, en este caso los niños, se sientan más felices con lo que tienen y por lo que son, permitiendo que se conozcan mejor y puedan resolver los conflictos con los demás, que puedan perdonarse a sí mismos con facilidad y hacer lo mismo con el resto: "Mejorar su empatía y sus habilidades para comunicar el cariño y la comprensión. Son cualidades básicas para crear, al final, una sociedad más saludable donde las personas sean más felices y donde prevalezca la compasión, la generosidad, el respeto y el cariño por encima de todo", dice la experta.
Lo están recibiendo niños de primaria, pero también se está instruyendo a los profesores para que ellos mismos sean capaces de impartirlo. Y es que introducir la meditación dentro del programa educativo supone un punto de inflexión en el desarrollo de los pequeños, ya que se trataría de la primera apuesta seria por introducir el autoconocimiento y la Inteligencia Emocional en las aulas, vital para poner fin al acoso escolar. Y no solo porque ayuda a la víctima a afrontar la situación y a calmar la ansiedad producida por los ataques de sus compañeros, sino también para que los agresores aprendan a canalizar la rabia que les empuja al maltrato. "El mindfulness es una técnica para aquietar la mente y mantener una atención plena que permite a los niños estar en el aquí y el ahora", explica la experta. Por eso, al reducir ese 'ruido mental' que se apodera de sus cabezas, los niños están más tranquilos, mejoran su comportamiento, se muestran menos agresivos y, además, mejoran su concentración y atención durante las clases", añade.
Pero la Inteligencia Emocional que los pequeños aprenden en estos seminarios no se reduce a las aulas: "Les mandamos deberes que consisten en practicar este ejercicio en casa, especialmente cuando su mente entra en un estado negativo como la tristeza, la ansiedad o el enfado", explica De la Flor. Es más, asegura que son necesarias al menos ocho sesiones, aunque esto depende de la situación personal de cada uno. "La mente de los niños funciona un poco diferente a la de los adultos, pero por lo general las pautas que se dan en las clases les sirven a todos. Si bien es cierto que hay niños con mentes más activas que necesitan más tiempo, hasta en los casos de personas con algún problema psicológico, he observado que esta práctica les ha resultado tremendamente útil", conoce la directora.

El método, paso a paso

"Es muy sencillo: lo primero que hago es pedirles que adopten una postura correcta, sentados en una silla, con la espalda recta, los hombros relajados, las piernas separadas a la anchura de las caderas, las manos encima de las piernas y los ojos cerrados", cuenta la experta. "A continuación, comenzamos una respiración profunda, consciente. Es decir, poniendo atención al proceso mismo de respirar, como entra el aire por su nariz, roza la garganta, llega a los pulmones de forma que el pecho se hincha, prestando atención también al recorrido del aire en el sentido inverso en cada expiración", añade. Durante el resto de la sesión, De la Flor les pide que entren en contacto con su cuerpo recorriéndolo con su atención de abajo a arriba, intentando sentir las distintas partes que lo componen. "Para finalizar, cierro el ejercicio animándoles a que profundicen en esa serenidad interior para que alcancen lo que se denomina como el 'Estado de consciencia plena' donde nos des-identificamos por completo de los procesos mentales, entramos en un estado de pura observación y donde experimentamos la vida desde la aceptación, el 'no juicio' y la 'no identificación'", concluye.

                                           
                                                      DESDE LAS PLEYADES.



PARA UNA VIDA MAS FELIZ





  1. Olvídate de la edad cronológica, es sólo un número.
  2. Mejora tus relaciones con los que te rodean, mejorará el aspecto de tu piel.
  3. Despiértate siempre con una sonrisa..
  4. Juega por jugar, diviértete con lo que te gusta hacer. Cumple algún sueño infantil.
  5. Cuida tu alimentación, disfruta con ella, no te excedas en nada y equilibra las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas.
  6. Muévete, camina, nada, practica algún deporte. Ve probando hasta que encuentres lo que mejor le sienta a tu cuerpo.
  7. Aprende a ver en cada enfermedad un maestro, en cada bache de la vida una lección que aprender.
  8. Sé por sobretodo agradecido.
  9. Aprende cada día algo nuevo, es un seguro contra enfermedades neuro-degenerativas.
  10. Exprésate y escucha a los demás, abre nuevos canales de comunicación. Aprende a utilizar las nuevas tecnologías.
  11. Practica algún arte. Si no lo has hecho nunca, busca un maestro e imponte una disciplina. Disfrútalo.
  12. Aléjate de personas tóxicas, procura estar al lado de quien amas.
  13. No contamines tu cuerpo con lo que le perjudica.
  14. Abre tu corazón, no digas siempre “yo pienso”, incluye en tus mensajes “yo siento”.
  15. Haz todos los días algo diferente. Toma caminos distintos, tira lo que no te sirva, renueva tu vestuario, desordena alguna de tus rutinas, prueba a entrar en lugares nuevos.
  16. No te autolimites en la forma de vestir, en la decoración de tu casa, en la música que escuchas… todo lo que hace disfrutar, si no hace daño, está disponible para todas las edades.
  17. Encuentra todos los días una noticia positiva y compártela con alguien.
  18. Practica la bondad y el desapego.
  19. Aprende a recibir.
  20. Juzga menos (mejor nada), ama más.
  21. Vive cada momento, pero si tu mente viaja en el tiempo que sea más hacia el futuro que hacia el pasado.

miércoles, 19 de octubre de 2016



                                                         DESDE LAS PLEYADES

DE ALEJANDRO JODOROSWKY



Todo es una energía milagrosa que surge donde tu pones tu completa atención. Los distraídos nunca conocen el milagro.

miércoles, 12 de octubre de 2016


                                                          DESDE LAS PLEYADES



El mundo del pequeño yo es el mundo del deseo. Como los niños chicos que siempre van pidiendo satisfacciones y experiencias, así somos también de mayores y no significa por ello que dominemos el significado de la responsabilidad. Asumimos obligaciones una tras otra, que con el paso de los años, acaban por ahogarnos. Damos bandazos a ciegas, ya sea en el  campo afectivo, social o laboral. En este nuevo caramelo-trampa que nos ponen ahora por delante: el ocio como sinónimo del binomio placer-felicidad.

Elevarnos por encima del mundo del deseo es lo que nos va permitir descubrir otros espacios de consciencia. ¿Cómo se consigue? Trabajando sobre uno mismo sin descanso y cambiando nuestra  mirada sobre el mundo que nos rodea. Obedeciendo a la Ley del Tres, estamos compuestos de un cuerpo físico, uno energético y otro espiritual. Es todo tan sencillo como que mi cuerpo es el automóvil, el alma la gasolina y el espíritu el lugar donde me dirijo. ¿Quién orquesta? El que está sentado al volante.

Si yo entiendo mi alma, como transportador de mis emociones, tendré acceso a mi espíritu-consciencia. Pero para ello hay que tener un carburador a punto: no soy ni mi cuerpo físico, ni mi alma, ni mi espíritu: soy la suma de los tres. Y nada puede funcionar si me falla uno de ellos. Por lo que debo preocuparme de mantener mi cuerpo en buena salud, de tener un impulso afectivo equilibrado – o por lo menos saber el porqué de su desorden y vivirlo como tal- y asumir mis responsabilidades como útiles para forjar mi anhelada libertad.

La mente, en la mayoría de los casos emperatriz del mundo del deseo, se convierte entonces en la comprensión de las responsabilidades, en herramienta de la consciencia. ¿Cómo puedo convertirme en dominador de la ignoranciaelaborada por mi mente? Pues eso: cultivándola,  llevándola a espacios desconocidos, amansándola con la reflexión que lleva al discernimiento. Todo es mente decía el Kybalion y el último emperador de china proclamaba a sus siete años: “Yo soy el que pienso que soy”.

Si uno no busca conocer un estado de ser o de consciencia diferente- y puede que a la larga superior-  al que es el suyo por costumbre seguirá inmerso en un conocimiento dispensado por los sentidos y el deseo. No se permitirá el acceso a un conocimiento que le dará las respuestas a su cuestionamiento latente referente al enigma de la manifestación, de la muerte y de la felicidad, muy diferentes en calidad de las que se ha habituado a conocer.

Debemos comprender que nos enfrentamos a un salto cualitativo entre lo que somos normalmente y un estado diferenciado ligado a un sentimiento distinto de uno mismo que no es el resultado casual de unas condiciones idílicas ni tampoco de una mera aproximación psicológica, sino de una experiencia totalmente fuera de lo común la cual, para poderse manifestar, necesita cierto grado de silencio interior que sólo se conseguirá a través del ejercicio constante de la concentración.

Mientras permanezcamos en el mundo habitual de los deseos, no podremos entender y alcanzar una realidad que sólo reside en nosotros mismos, en lo que llevamos de más alto, que debe convertirse en nuestro apoyo, fuente de nuestro eje y que no existe en el mundo tangible de nuestras costumbres y de nuestro concepto erróneo del mundo físico y de nosotros mismos.

Las enseñanzas orientales que han ido más lejos que Occidente en el análisis y conocimiento de la psique humana, nos ayudan en acallar la verborrea interior obsesiva, el auto-compadecimiento y los pre-juicios heredados de los cuales debemos esforzar en liberarnos si deseamos tener suficiente disponibilidad interior para dejar paso a algo más elevado que late, al principio imperceptiblemente,  en nosotros mismos.

Terminaré con esta cita de Arturo Capdevila: “Desparramé las horas, desperdicié mi vida. Porque ignoré que el humo es la vejez del fuego.  Que nunca sea fuego quien tiemble de ser humo.”


Por Marie-Michèle Jolibert