Namasté

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Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

lunes, 28 de noviembre de 2016


                                                             DESDE LAS PLEYADES


12 MANERAS PARA AMARSE A UNO MISMO POR LOUISE HAY
He descubierto que sólo hay una cosa que cura todos los problemas, y es: quererse a uno mismo. Cuando la gente comienza a amarse a sí misma, cada día ama más su vida, todo mejora de manera increíble. Se sienten mejor. Consiguen los trabajos que desean. Tienen el dinero que necesitan. Las relaciones positivas mejoran, o las negativas se disuelven y comienzan otras nuevas.
Amarse a uno mismo es una aventura maravillosa, es como aprender a volar. Imagínate que todos tuviéramos el poder de volar a nuestro antojo… ¡Qué emocionante sería! Comencemos a amarnos a nosotros mismos ahora. 12 Consejos para aprender a amarse a uno mismo:
1. Deja la crítica. La crítica nunca cambia nada. Niégate a criticarte a ti mismo. Acéptate tal y como eres. Todo el mundo cambia. Cuando te criticas a ti mismo, tus cambios son negativos. Cuando te apruebas a ti mismo, los cambios son positivos.
2. Perdónate a ti mismo. Deja que el pasado se vaya. Lo hiciste lo mejor que pudiste en el momento en el entendimiento, con la conciencia y el conocimiento que tenías. Ahora estás creciendo y cambiando, y vivirás la vida de manera diferente.
3. No te asustes. Deja de aterrorizarte a ti mismo con tus pensamientos. Es una manera terrible de vivir. Busca una imagen mental que te da placer, y cambia inmediatamente tu pensamiento aterrador por un pensamiento placentero.
4. Se amable, gentil y paciente. Se amable, gentil y paciente contigo mismo a medida que aprendes las nuevas formas de pensar. Date un capricho como lo harías con alguien que realmente amas.
5. Se amable con tu mente. Odiarte a ti mismo sólo es odiar a tus propios pensamientos. No te odies a ti mismo por tener los pensamientos. Sólo cámbialos suave y progresivamente.
6. Felicítate. La crítica rompe el espíritu. La felicitación anima a seguir. Felicítate tanto como sea posible. Di lo bien que lo estás haciendo con cada pequeña cosa.
7. Mantente. Encuentra maneras de apoyarte. Se fuerte para pedir ayuda cuando la necesites. Permite a tus amigos que te ayuden.
8. Se cariñoso con tus patrones negativos. Reconoce que los has creado para satisfacer una necesidad. Ahora estás encontrando formas nuevas y positivas para satisfacer esas necesidades. Así que amorosamente libera los viejos patrones negativos.
9. Cuida tu cuerpo. Aprende sobre nutrición. ¿Qué tipo de combustible necesita tu cuerpo para tener energía y vitalidad óptimas? Aprende sobre el ejercicio. ¿Qué tipo de ejercicio le gusta a tu cuerpo? Aprecia y reverencia el templo en el que vivimos.
10. Haz un trabajo de espejo. Mírate a los ojos con frecuencia en el espejo. Expresa en voz alta este creciente sentimiento de amor que sientes por ti mismo. Perdónate mientras te miras en el espejo. Habla con tus padres mientras te miras en el espejo. Perdónalos, también. Al menos una vez al día, por ejemplo, ” Te quiero, te quiero de verdad!”
11. Quiérete. Hazlo ahora. No esperes hasta que estés bien, o pierdas peso, o consigas un nuevo trabajo, o encuentres una nueva relación. Comienza ahora y hazlo lo mejor que puedas.
12. Diviértete. Acuérdate de las cosas que te hacían feliz de niño. Incorporarlos a tu vida ahora. Encuentra una manera de divertirte con todo lo que haces. Déjate expresar la alegría de vivir. Sonríe. Ríe.







                                                     DESDE LAS PLEYADES




Has tenido sensaciones desde que eras un feto y es posible que nunca antes nadie te haya enseñado a manejarlas. Para que puedas sentir la vida en el presente:

Primero: debes saber que tú no eres ninguna de tus sensaciones; tampoco ninguna de tus emociones ni sentimientos y mucho menos ninguno de tus pensamientos, por más que tu mente intente hacértelo creer. Tú eres el dueño de un párquing donde hay diferentes autos (sensaciones, emociones, pensamientos) y a veces puedes conducir uno, otras veces otro, pero en definitiva tú eres el conductor, no el auto. 

Segundo: una sensación es una percepción psico-fisiológica. Según el médico hindú Rajan Sankaran la sensación es el punto de conexión entre la mente y el cuerpo, el punto en que los fenómenos físicos y mentales se expresan en el mismo lenguaje, donde los límites entre estos dos reinos desaparecen y uno puede percibir realmente lo que es verdadero para todo el ser. Para Peter Levine las sensaciones corporales son las corrientes fisiológicas ocultas de la emoción. 

Tercero: una sensación solo la podemos sentir en el presente, es decir, en el interior de nuestro cuerpo. El pasado y el futuro están fuera de nuestro cuerpo, los podemos pensar, pero no los podemos sentir porque cuando los recordamos o los imaginamos automáticamente ya estamos en presente. 

Cuarto: para ser un buen conductor de sensaciones has de saber que cada vez que “te subes” en una sensación, dejas en el párquing la sensación opuesta y que la una no puede existir sin la otra. Tarde o temprano te tendrás que subir a ella, pues así está hecho el universo. 

Quinto: cuando notes que se ha activado la sensación, búscala en el cuerpo o fuera de ti. Concentra tu atención en ese punto 

Sexto: conducir una sensación es “montarse en ella” y observarla. Nada más, así de sencillo. Observarla con interés, curiosidad y atención.

Séptimo: Ahora que la tienes localizada vístela con todas las características que se presenta (tamaño, forma, color, densidad, edad, etc…) deja que te surjan características concretas. 

Octavo: Como ya sabes conducir una sensación también puedes aprender a detectar los elementos externos que la influyen: el entorno físico, personas, animales o cosas, la situación en que se da, hora del día o de la noche, lo que te dicen o te dices tú interiormente, lo que tú sueles hacer cuando la notas, así como otros aspectos que tú consideres. 

Noveno: La gracia del asunto es que una sensación como los autos de choque nunca se puede estar quieta; es decir, que está en continuo movimiento y si estás alerta notarás que sube o baja de intensidad (entre el 0 mínimo y el 10 máximo) y si estás más atento aún hay un momento en que desaparece. Y si sigues muy atento, muy atento, notarás que se empieza a transformar en su contraria. 

Décimo: Los grandes conductores de sensaciones son aquellas personas que después de mucha, mucha práctica, han logrado detectar el momento del cambio de una sensación en su opuesta. Eso sería un conductor de sensaciones de “primera”. 

Undécimo: Con la sensación detectada, a los humanos nos va bien darle un nombre lo más preciso posible. Eso nos empodera. Para nosotros los seres humanos que somos animales simbólicos el nombre es muy importante.

jueves, 24 de noviembre de 2016


                                                   DESDE LAS PLEYADES



El ser dormido solo quiere para sí mismo...
El ser despierto mira también para los demás.
El ser dormido es indiferente ante el sufrimiento ajeno...
El ser despierto tiene gran compasión hacia los que sufren.
El ser dormido solo ve la superficialidad de la vida...
El ser despierto puede ver la profundidad y comprenderla.
El ser dormido difícilmente aportará equilibrio, paz, bienestar y servicio al resto de la humanidad y a la naturaleza...
El ser despierto, solo tiene como objetivo alcanzar el equilibrio, la paz y el bienestar de toda la humanidad y la naturaleza.
El ser dormido, destruye...
El ser despierto, construye.
El ser dormido crea karma con sus acciones y sufre...
El ser despierto crea dharma y es libre.
El ser dormido solo quiere destacar...
El ser despierto vive en la intimidad.
El ser dormido presume de sus posesiones materiales...
El ser despierto vive en la sencillez y solo tiene lo necesario.
El ser dormido está acabando con el planeta...
El ser despierto trabaja incansablemente para lograr la regeneración del planeta.
El ser dormido está totalmente absorbido por la mente...
El ser despierto permanece atento al momento presente, siendo consciente de sí mismo, impidiéndo así el apego a la mente.
¿Qué hay que hacer para despertar?
Muy sencillo; dirige tu atención al Silencio... a Eso que siempre Es, a pesar de que todo haya desaparecido... y permanece ahí.
Camino al Despertar

martes, 15 de noviembre de 2016

                                                         DESDE LAS PLEYADES


Los educadores, con frecuencia, solemos caer en ese mismo error: creemos que el bienestar de nuestros alumnos se producirá en un futuro, y concebimos su aprendizaje como una dotación de conocimientos, destrezas y actitudes que algún día darán sus frutos, y les permitirán encontrar un trabajo y unas condiciones de vida para que, finalmente, algún lejano día,... puedan ser felices. ¿Realmente ayudamos a nuestros alumnos a aprender a ser felices?

Ejercitarse a disfrutar de un paisaje o de la música, experimentar satisfacción en nuestras relaciones de amistad, autorregular nuestra conducta con una sensación permanente de consciencia y calma, comprometerse en acciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente y erradicar las injusticias en el mundo, y un sinfín de otras muchas habilidades que pueden promover el bienestar personal y social, son tareas que los niños y jóvenes no aprenderían fácilmente por sí mismos, y que exigen la colaboración de los adultos responsables de su educación. 

Necesitamos un mapa reestructurado de la conciencia para desarrollar el máximo de nuestra capacidad como seres atentos y despiertos. William James dijo que: “La facultad de traer voluntariamente de vuelta, una y otra vez la atención dispersa, es el origen del juicio, el carácter y la voluntad.” 

Es ahora cuando los ejercicios de la Atención Plena cobran tanto auge y enorme importancia en el ámbito educativo. No dejemos pasar esta excelente oportunidad de afinar las conciencias y reeducar la mirada.

Esta es una invitación abierta, para que desde el ejercicio de la autorreflexión y la práctica compartida, aprendamos y fomentemos el cultivo sistemático de la atención plena, redescubriendo con ella quiénes somos y cómo lo estamos haciendo. 

La inclusión de las prácticas meditativas en las escuelas no son una nueva moda, sino una auténtica necesidad. Recuerden que dos palabras claves apoyan esta pedagogía de la conciencia: paciencia y perseverancia en el proceso. Ánimo. Sumamos juntos. 

Denkô Mesa

viernes, 11 de noviembre de 2016



DESDE LAS PLEYADES


¿POR QUÉ CUANDO ESTAMOS SANANDO EMPEORAMOS?
Cuando entras en el proceso de sanación, sea cual sea la fase que estás procesando y a través del método que hayas decidido tomar (Reiki, acupuntura, homeopatía, etc), en la mayoría de los casos se produce una “recaída”. Contrariamente a lo que se esperaría, una mejoría, se produce un empeoramiento de los síntomas, o aparecen síntomas nuevos que antes no había, acompañados de un estado anímico hacia abajo.
¿Porqué sucede esto? Porque cuando decides entrar en el proceso de sanación (liberación), lo que tiene lugar precisamente es eso, la Liberación de aquello que has decidido soltar. Aquello que ya no necesitas sostener más, te deja, y te deja atravesándote…te vas vaciando de todo residuo en tu interior. Pues para que lo nuevo pueda instalarse lo viejo ha de dejar su espacio, y a veces ese espacio que se queda libre necesita de una limpieza profunda y de una puesta a punto. Esto básicamente es lo que sucede cada vez que sanamos algo.
Así que si te encuentras en este momento trabajando de forma consciente alguna parte del alma y tu cuerpo se siente cansado, descansa, si el cuerpo te pide lágrimas, dale llanto, si te pide odio, odia, si te pide rechazo, rechaza…No te reprimas, no reprimas nada…pues la única forma de ser libre es atravesando aquello que te oprime.
Un Ejemplo: Muchas veces creemos que para estar en paz hay que perdonar, pero no se puede fingir ni forzar el perdón. Si estás enfadado, si sientes rechazo o dolor por alguien, no puedes pasar de ese sentimiento y pretender que lo sueltas…has de soltarlo realmente para poder perdonar (que no es más que soltar), y para conseguirlo sólo hay una forma y es viviendo tus emociones, sin rechazarlas ni juzgarlas. Cuando les das voz, éstas te cuentan cosas sobre ti mismo que no conocerías de otro modo.

jueves, 10 de noviembre de 2016


                                                             DESDE LAS PLEYADES


Ya se advierte en un viejo texto oriental, concretamente en el Hôkyo Zanmai, que la conciencia no es el lenguaje, pero los seres humanos nos sentimos más seguros si todo lo explicamos. Necesitamos comprender las cosas. Por ello, usamos el lenguaje como expresión de la realidad, sin embargo, cómo podemos explicar lo que hacemos cuando acudimos a un centro de práctica. La respuesta que solemos dar es “voy a meditar”. Ahora bien, ¿qué es meditar? ¿Quién viene? ¿De dónde viene? ¿Para qué viene? La palabra meditar es un verbo y los verbos indican acciones. Sin embargo, durante la práctica, ¿hay que hacer algo o no se hace nada? Y si no se hiciera nada, ¿cómo lo expresamos? A ver cómo explicas la experiencia de ser la infinitud de las sensaciones, la infinitud de las emociones, la infinitud de los pensamientos, la infinitud de la infinitud. ¿Se puede comprender esto? ¿Acaso puede ser expresado? ¿Desde dónde?
Denkô Mesa

lunes, 7 de noviembre de 2016




DESDE LAS PLEYADES

Resiliencia: definición y significado

La resiliencia, según la definición de la Real Academia Española de la Lengua es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, pero en psicología añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas , sino que también podemos salir fortalecidos de ellas.
La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en los labios.

La práctica de la resiliencia: ¿Cómo podemos ser más resilientes?

resiliencia practicaLa resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”. La resiliencia es algo que todos  podemos desarrollar a lo largo de la vida. Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

¿Qué caracteriza a una persona resiliente?

Las personas que practican la resiliencia:
  1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
  2. Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
  3. Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
  4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?
  5. Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
  6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
  7. Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
  8. No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.
  9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
  10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
  11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
  12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.

La resiliencia en los niños

resiliencia niñosSi queremos que nuestros hijos afronten las dificultades de la vida con fortaleza es importante educarles en la capacidad de ser resilientes, para ello es fundamental nuestro ejemplo, no sobreprotegerles y sobre todo creer en ellos. No se trata de evitar que se caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para ello tenemos que confiar en que ellos pueden. Por supuesto, tampoco se trata de exponerles a peligros o ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”, afortunadamente no estamos en Esparta. Aportar seguridad y protección es necesario. Algo importante que podemos preguntarles a los niños cuando tienen un contratiempo si queremos que aprendan adesarrollar la resiliencia es ¿qué puedes aprender de esto? o ¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?

                                                             DESDE LAS PLEYADES




Es bien importante que tengamos en cuenta que la práctica meditativa no es un proceso pasivo que consista únicamente en permanecer presentes, sin juzgar lo que aparece y sin querer cambiarlo en absoluto. El ejercicio de la atención plena requiere discernimiento, pues en ésta se aúna la comprensión con la compasión. Por tanto, la atención plena en la tradición budista lleva implícita la voluntad de transformar el sufrimiento en bienestar, felicidad y gozo verdaderos.